Quietud de marzo
Lermo BalbiEstás en tu puesto, en el esclarecido verdor
que ahora se torna pálido, lentamente
hacia el oro glorioso de la tarde, y ha muerto marzo también.
Se desandan los días en el predio conquistado
y nos proponemos revisar los salmos
de los últimos tiempos de alegría.
Otoño se sustancia de fáciles nubes
con un cielo tan claro y tan nuevo si es que aún
una luz tardía de crepúsculo, en su renuencia,
nos permite saber cuándo el aire se une con la tierra.
Y todos permanecen en su puesto, como ayer,
como en aquella ya lejana jornada de estío
que nos proponía una temprana tristeza
y no la comprendíamos por tanta luz
y por tanto tiempo de ocio. De pronto
la noche llega en silente desgano
a nutrirse de nuestras quimeras olvidadas.
Un gallo se equivoca de horas mutando el silencio
en un sobresalto y sordos aleteos de palomas
pueblan las cornisas. Las sombras tienen más ladridos
y en nuestro puerto qué solos nos quedamos.