Lluvia

Lermo Balbi

Lluvia, en el deslinde rumoroso
del jardín, tras los cristales,
naufragan hojas en minúsculos ríos de mercurio.
Cae la tarde y las sombras ponen agonía
en el turbio silencio de los muros
cuando en el cuadrante del reloj existe
más tiempo para enmudecer los ojos de la espera.
Una carta, la palabra callada, de entre
los folios amarillos cae una foto. La nada.
Los dedos hacen signos en la penumbra
tristísima de los cuartos
y afuera, en las ramas secas del naranjo
duele ahora en el alma, un pájaro mojado.

La lluvia cae silenciosamente
y pule los blancos andenes de la calle.