La conspiración de los fulerosGrupo de producción literaria independiente de la ciudad de Santa Fe, Argentina. Conspiración, año cero (2016) Conspiración, año ceroEsto es una conspiración. Irrefutablemente. Reunidos en lugares imprevistos. Hablando de cuestiones anacrónicas. Filtrados subrepticios en un mundo tecnológico. Cofrades que hasta hace poco eran estrictos desconocidos. Decididos a saber. Tal vez malamente, como se hacen a veces las cosas al sur del mundo, pero francamente decididos. Hombres de palabra... leída, y a veces, escrita. Pero sobre todo compartida.Subvertidores de cierto canon consumista, leemos basura a sabiendas, y a veces leemos arte a contrapelo, como una fanfarronada digna de mejores causas. Y nos provoca risa, esa risa cómplice y convicta de romperle las pelotas a la vida, esa vida de molde y etiqueta que se empeña en ser seria, que se empeña en tener cara de notarios y vigilantes, porque así debe ser.Y estamos grandes. Ya hace rato que somos la penúltima opción de las reinas de la primavera. Y hace tanto rato de esto, que hemos vaciado de revientes noches de sábado y veranos sin mar, a cambio de palabras escritas por infinidad de otros que quisimos ser, y que contaban vidas que nos hubiese gustado vivir. Y así juntamos un almacén de ramos generales en la cabeza y en los estantes de la pieza (ésa, la misma que ustedes se imaginan, la que no sabe de otros revientes, que los de los dedos en ojotas contra la pata de la cama).
Conspiración, año cero (2016) Conspiración, año ceroEsto es una conspiración. Irrefutablemente. Reunidos en lugares imprevistos. Hablando de cuestiones anacrónicas. Filtrados subrepticios en un mundo tecnológico. Cofrades que hasta hace poco eran estrictos desconocidos. Decididos a saber. Tal vez malamente, como se hacen a veces las cosas al sur del mundo, pero francamente decididos. Hombres de palabra... leída, y a veces, escrita. Pero sobre todo compartida.Subvertidores de cierto canon consumista, leemos basura a sabiendas, y a veces leemos arte a contrapelo, como una fanfarronada digna de mejores causas. Y nos provoca risa, esa risa cómplice y convicta de romperle las pelotas a la vida, esa vida de molde y etiqueta que se empeña en ser seria, que se empeña en tener cara de notarios y vigilantes, porque así debe ser.Y estamos grandes. Ya hace rato que somos la penúltima opción de las reinas de la primavera. Y hace tanto rato de esto, que hemos vaciado de revientes noches de sábado y veranos sin mar, a cambio de palabras escritas por infinidad de otros que quisimos ser, y que contaban vidas que nos hubiese gustado vivir. Y así juntamos un almacén de ramos generales en la cabeza y en los estantes de la pieza (ésa, la misma que ustedes se imaginan, la que no sabe de otros revientes, que los de los dedos en ojotas contra la pata de la cama).